Me dices que me parezco a los caracoles
me sobra techo, me muero en soles,
tras espesura del chaparrón
será que el camino bueno se ha vuelto malo
o que no quiero pegar ni un palo,
que solo quiero escuchar tu voz.
que siempre llego a la deshora que marca el corazón
y que, cuando estamos a solas, molesta el caparazón.
me dicen que tus braguitas revolotean
que lo hacen sólo pa que las vea
que llevan alas de desamor,
será que las ensuciamos tan malamente
que los colchones son mala gente,
que siempre quieren tener razón
que siempre llego a la deshora que marca el corazón
y que, cuando estamos a solas, molesta el caparazón.
mi casa está donde estás tú
los mismos ojos, la misma luz
mi casa está donde estás tú
los mismos clavos, la misma cruz
los mismos clavos, el mismo ataúd
Los mismos clavos
Carmencita
El agua lava enmudecida mi ropa que está descolorida.
Mi verso cura tu regreso, la noche la luz de mi agonía.
Me enfrento a un tiempo sin convenio,
el gremio de los que duermen de día.
Lo siento si estoy seco por dentro
mojame de nuevo
te lo pido Carmencita.
De pequeñito ya me gustaba
que me dijeras que eras honrada.
De pequeñito ay me encantaba
ser el primero en entrar en tu cama.
De mayorcito no me gustaba que tu culito se paseara,
yo cortaría toda esas miradas.
De pequeñito veía tus bragas,
tu eras princesa y yo en mi parra.
Más crecidito veía tu tanga
y eras la reina de mis empalmadas.
De mayorcito te sorteabas con los cabrones que te gustaban
que uno a uno te los cepillabas.
De mayorcito pagué tu entrada y me senté ahí en tu barra
donde vendías sueños en la cama.
Ay Carmencita como es la vida que
pasar de niña bien a mujer burdel.
Ay que se yo, ella fue mi amor.
Ay mi carmencita de mi corazón,
la niña bonita que vendió mi amor.
Euskadi Gaztea
Los rayos del sol del este aman el oeste.
Devuélveme suave la sal (pero del mar) de mis lágrimas.
Nuestro amor no es débil.
“Siento la imposibilidad” (¡qué va!)
A veces macho otras veces hembra.
Cuando tú no estás me siento desmañado.
El mechero de nuestro secreto.
Los quiero, tus huesos y pieles…
Y pieles…
Liberemolas de una vez, no son los lloros de los jóvenes
en la sombra de tu corazón.
Son sueños esporádicos, la miel dulce de las fresas.
Tu ilusión por la música florece por “el zoko”,
Las ventas del amor nos las deben las horas.
Me llenas de esperanzas cuando te tengo en el mundo.
He olvidado la música y tu sonrisa formal.